Se cumple hoy 75 años del primer ataque de Estados Unidos a Japón en la Segunda Guerra Mundial como respuesta al ataque de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Fue la incursión Doolittle y sirvió para levantar la moral estadounidense tras el ataque japonés.
Tras Pearl Harbor, los japoneses
fueron cosechando victorias y avances por el Pacífico, y los estadounidenses
planearon el raid sobre Tokio como respuesta. La idea final, en la que
consistió la misión, partió del capitán Francis S. Low durante su estancia el
10 de enero en el portaaviones USS Hornet. Planteó que el nuevo buque de la
armada estadounidense podría situarse a 400 millas de Japón y de él podrían
despegar bombarderos medianos para atacar Tokio. El Jefe de Operaciones Aéreas,
Donald Duncan, analizó la propuesta de la que concluyo su viabilidad, aunque sin
posibilidad de que los B-25 pudieran volver al Hornet.
Debido a los acuerdos con China para llevar bombarderos B-25, B24, transportes DC-3, aviones de ataque A-20 y cazas P-40 a Birmania, donde China combatía contra los japoneses, se concluyó que los B-25 aterrizarían en China tras el ataque y, así una vez abastecidos, llegarían a Birmania. El encargado de llevar a cabo esta misión fue el coronel James H. Doolitle. La flota del ataque se compuso de 24 aviones B-25, de los cuales solo despegaron 16, pilotada por 79 voluntarios elegidos de 149 que se presentaron ante una misión “peligrosa” sin saber nada más. Los aviones consiguieron despegar del portaaviones aunque muchos con dificultad, ya que a consecuencia de la falta de pista estuvieron a punto de estrellarse con las olas.
Cada avión contaba con 3 bombas de demolición de 250 kilogramos, paquetes de M-54 con 128 bombas incendiarias y ametralladoras. Los principales aviones llevaban cámaras instaladas en la cola del avión, que realizaban 60 fotografías en intervalos de medio segundo, y se accionaban al lanzar la primera bomba. El resto de bombarderos llevaban cámaras de cine de 16 mm.
https://www.youtube.com/watch?v=rGPsxcJDVD0
Fue en la mañana, entre las 12:15
y las 12:30, del 18 de abril de 1942 cuando se realizó el bombardeo sobre las
fábricas armamentísticas, refinerías y muelles no sólo de Tokio, sino de Osaka,
Kobe, Nagoya y las instalaciones militares de Yokosuka.
Una tormenta propició que algunos
se vieran ayudados, casi sin combustible, para llegar a China, otros a la zona
soviética donde fueron llevados a campos de concentración pudiendo escapar un
año después. Otros no consiguieron aterrizar y otros quedaron atrapados en
Japón como prisioneros donde fueron interrogados las veinticuatro horas del día.
A todos se les concedió la Cruz
de Vuelo por su heroísmo y el teniente James Doolittle fue condecorado con la
Medalla de Honor por el presidente Roosevelt que le nombró general de brigada.
Esta incursión estadounidense ha
sido reflejada en el cine en películas como “Treinta segundos sobre Tokio” de 1944 o en “Pearl Harbor” en 2001. Fue un
ataque exprés pero sirvió para levantar el ánimo a las tropas estadounidenses
tras el duro golpe de Pearl Harbor, y supuso la entrada de
Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
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