Alfa y Omega de la Poesia madrileña.




La realidad es que poco queda del origen de la Poesía madrileña de bar, copa y verso libre de mediados de los años 90, aquellos míticos bares como el Bukowski Club han quedado para las nuevas generaciones en el olvido.




La crisis, las leyes, los alquileres abusivos y la competencia de la venta ambulante de cerveza han acabado con ellos. Los Diablos Azules, Bella Ciao, Cuchuflo, El Dino, El Pez, el Hombre Moderno, La Cueva del Bolero, La Inquilina, El republik, etc. Son los nuevos hijos de una era, una nueva ola de “antros” muchos moribundos que han ocupado su  lugar, ahora con más glamur, el “postureo” de siempre, mas, sin ese aire decadente que de principios de los 90 que se mantuvo 2013 que llevó a cientos de jóvenes y no tan jóvenes a los bares de Madrid a decir lo que pensaban, crecer, soñar y a emular a su manera a la Generación beat estadunidense de los años 50, una nueva generación pérdida



Un nuevo espacio social donde los bohemios de toda la vida, los punkis y todos aquellos que tenían algo que decir, empiezan a mudarse a bares clandestinos, a perderse entre una multitud y sus sitios ocupados por cuanto moderno de antaño, hipster de ahora, por cuanto niño rebelde de 18 años que sueña con ser escritor que sin mensaje y con floritura en tres idiomas se piensa que se va a comer el mundo. Donde algunos de los que ocuparon los asientos de esos primeros bares ahora fundan sus propios bares a la espera de recoger los frutos de una nueva generación beat madrileña.

El futuro de la Poesía de Bar en Madrid es incierto, reposa en los hombros de unos jóvenes que ya no se parecen a los que crearon el “ambiente”, pero es ahora cuando aparecen tiempos difíciles cuando aparecen las ganas de escribir y con unas copas de absenta es cuando la gente rompe su timidez y decide abrir su corazón delante de unos desconocidos que al final pueden llegar a ser su familia. Y ¿Quién sabe?, quizá alguno llegue a ser el Allen Ginsberg español...

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